viernes, 10 de abril de 2009

Taller de Crecimiento: 1. - Tienes el Poder de elegir

¿Te has preguntado alguna vez qué es lo más humano del ser humano?, ¿acaso hay algo realmente que defina tan sólo a nuestra especie?

Un animal nace animal, vive como animal y también morirá irremisiblemente como animal. No tiene otra opción.

El ser humano nace y luego elige qué quiere ser, incluso puede elegir ser más humano o más animal.

Cuando naces, dependes de tu madre por un tiempo; incluso, el ser humano es el animal que nace más indefenso al compararlo con una gran gama de animales de especie inferior a él. La madre todavía le tiene que proporcionar espacio, tiempo y alimento.

Pero conforme vas creciendo y desarrollándote empiezas a vivir la apasionante aventura de elegir.

Toda la vida nos encontramos eligiendo, elegimos a qué hora levantamos, cuándo nos bañamos, qué jabón usamos, la ropa que nos ponemos, el alimento que tomamos, nuestro medio de transporte,...

Y, cuando rea­lizamos todos estos actos en nuestra vida, a base de repetirlos cada día, se con­vierten en hábitos, y es entonces cuando se hacen inconscientes y por ello muchas veces ya no nos damos cuenta del proceso de la elección; pero eso no implica que nuestra elección sea falsa o inadecuada, no, todo lo contrario, sim­plemente hemos caído presa de la costumbre.

Esa enorme capacidad de elección es la manera en cómo se manifiesta una de las facultades espirituales del ser humano, la Voluntad.

A través de esta facultad es cómo nosotros elegimos, y el proce­so que lleva a cabo nuestra voluntad es verdaderamente interesante.

Cuando uno se enfrenta a determinadas circunstancias y necesita elegir es cuando entra en acción nuestra voluntad, manifestándose en el hecho mismo de elegir. Sin embargo, cabría hacerse otra pregunta, ¿De dónde elige nuestra voluntad? ¿Cuáles son las opciones que tiene?

Pues, las opciones se las ofrece otra facultad espiritual del ser humano, la Inteligencia.

Cuando elegimos, nuestra voluntad siempre consulta las opciones que le presenta nuestra inteligencia.

El ser humano se encuentra conociendo continuamente a través de la información que obtiene por sus cinco sentidos, todo lo que observa, lo que escucha, toca, huele o saborea. Todo es información que llega a la inteligencia en cada momen­to. Así, se va formando un verdadero banco de datos con dimensiones inimaginables.

Espíritu y mate­ria, conforman la unidad llamada "Hombre".


Por tanto, cuando ejercemos nuestra más pura esencia, lo espiritual, es cuando somos más humanos; cuando aprendemos, cuando conocemos, cuando elegimos y decidimos, es cuando somos más plenamente humanos.

La profunda magia que existe cuando tenemos la capacidad y el poder de elegir nos posiciona en una gran ventaja competitiva en relación con todas las demás especies, inclusive dentro de la nuestra,

Lo más humano del humano es su enorme poder para elegir.

Incluso, en este preciso momento, mientras lees este material, has elegi­do hacerlo, estás ejerciendo facultades plenamente humanas, está aprendiendo y decidiendo. Este es el poder de tu elección, y lo ejerces en todo momento, aunque la mayor parte del tiempo lo haces incons­cientemente. El reto: hacerlo más consciente.

Mientras se forja nuestra personalidad en base a muchos y muy variados factores, el único que es determinante eres tú mismo. Nuestra personalidad, nuestra visión personal, se ve influenciada por varios aspectos, tales como el momento histórico en el que nacimos a este mundo, el perfil socioeconómico de la familia de la que surgimos, los hábitos de nuestros padres, las costumbres sociales de esa época, nuestros maestros y amigos, etc.; sin embargo, el único factor que determina nuestra personalidad, nuestro ser, es nuestra propia autodeterminación.

La autodeterminación, se manifiesta cuando el ser humano está por encima de las circunstancias y no es víctima de ellas.

El ser humano que vive dependiendo de las circunstancias es lo que se conoce como "Personalidad Reactiva", es el ser humano al que lo define su ambiente, lo define el clima, lo define la economía de su país, lo define su familia, su esposa, lo definen un sin número de factores "externos" a él.

Sin embar­go, ese ser humano, se mueve a niveles dramáticamente inferiores a los que se le confieren de suyo. Es decir, siendo la máxima obra de la creación, simple­mente opera "reaccionando", al mismo nivel de la más elemental formulación. Existe una ley en física que dice así: "A toda acción le corresponde una reacción de igual magnitud pero de sentido contrario", pues precisamente así operan estas personas: acción-reacción, y ¡nunca se detienen a pensar y elegir!

La "Personalidad Proactiva": es la de aquel que es dueño de las circunstancias. Existen muchos factores que influyen en su comportamiento, pero sólo uno lo determi­na, él mismo, mediante su gran capacidad de elección. Son personas que perciben las acciones, pero antes de responder, piensan qué, cómo y cuándo responder.

Todos tenemos que convivir de una u otra forma, con la familia, con los compañeros de la escuela, del trabajo, etc. Ello conlleva una nueva consigna:

Cada ser humano es el único responsable de sus propias emociones.

Tú no puedes hacer feliz o desgraciada a otra persona ni esta puede hacerte feliz o desdichado a ti. La auténtica felicidad es decisión de la propia persona. Ahora bien, si por amor tú, con tu actitud, favoreces su propia elección, ¡enhorabuena!, que extraordinario crecimiento le estás ayudando a generar".

Todos nosotros hemos llegado a experimentar alegría o tristeza con base en el comportamiento de otra persona, y en ese preciso instante nos convertimos en víctimas de esa circunstancia. El resul­tado: frustración, ansiedad, depresión. Este error en las dinámicas interperso­nales se debe primordialmente al tipo de "amor posesivo" que manejan muchas personas en su vida de relación;

¿En alguna ocasión te has escuchado diciendo frases como: "¡Cállate, porque me estás cabreando!" o, "¡Me pones enfermo!". Pues bien, lamento desilusionarte, pero quien se está cabreando o poniendo enfermo eres tú solito.

Mientras estás leyendo estos conceptos, muy posiblemente estés de acuerdo e incluso estés asintiendo con la cabeza, pero ¿qué tal a la hora de la verdad? ¿Realmente eres pro activo? ¿Sinceramente piensas y eliges antes de actuar?
Dale un par de vueltas y ponte en marcha. Tú eliges cómo quieres que sea tu vida.

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