jueves, 30 de abril de 2009

Autohipnosis

La autohipnosis es una más de las herramientas que puedes utilizar en el entrenamiento de tu crecimiento personal, que te facilita alcanzar un estado en el que se produce el dialogo interior.
A través de la autohipnosis aprendes a movilizar tus mecanismos subconscientes, imposibles de manejar con tu voluntad consciente. La autohipnosis te permite desarrollar un control extraordinario sobre tus funciones orgánicas y sobre tu personalidad.
El aprendizaje de la autohipnosis puedes acometerlo tú mismo, el proceso requiere paciencia y práctica para alcanzar niveles de profundidad adecuados (dependiendo de cada uno), aunque, la forma más rápida y eficaz de empezar a manejar esta técnica, es solicitarle a un profesional que en una sesión de hipnosis normal, nos programe para acceder al estado con lo cual, empezamos a manejarlo de inmediato.
Al principio hay que practicar mucho para inducirse uno mismo la autohipnosis. Los músculos del cuerpo y la mente tienen que acostumbrarse a relajarse y dejar a un lado la parte analítica e intelectual.
Ejercicio de autohipnosis:
Este ejercicio requiere que te lo aprendas previamente, ya que cuando lo estés realizando no vas leer. También puedes grabarte las sugestiones, como si fueras a hipnotizar a otra persona y ponerte la grabación para realizar la sesión.
· Debes buscar el momento adecuado y el lugar adecuado. Procura prepararte un sitio donde no vayas a ser molestado. Esto es muy importante al principio, mientras tu mente no se familiariza con el proceso. Desconecta los teléfonos o cualquier otro tipo de aparato que pueda interrumpir tu ejercicio. Si quieres, puedes escuchar alguna música relajante. Vístete cómodamente y despréndete de toda prenda o accesorio que te pueda oprimir (cadenas, pulseras, reloj, cinturón, sujetador, etc.) Buscas el estado más cómo de tu cuerpo.
· Antes ponerte a hacer el ejercicio, deberás marcarte un objetivo concreto a conseguir en la sesión y defínelo con la mejor frase positiva que se te ocurra. Esta afirmación servirá de guía para que tu mente subconsciente acceda a buscar aquella memoria relacionada con tu objetivo.
· Puedes practicar este ejercicio sentado o acostado. Si estás sentado, mantén una postura cómoda, con la planta de los pies apoyadas completamente sobre el suelo (si lo prefieres, puedes quitarte los zapatos y apoyar los pies directamente sobre el suelo o sobre una alfombra). Tu espalda ha de estar recta y pegada al respaldo de la silla. Tus manos, con las palmas hacia abajo, descansarán sobre tus rodillas. Si vas a hacer el ejercicio acostado (corres el riesgo de quedarte dormido y perder la guía consciente del ejercicio), busca la postura más cómoda que encuentres boca arriba, con el cuerpo totalmente estirado, las piernas ligeramente separadas y los brazos estirados junto al cuerpo, con las palmas de la mano hacia arriba.
· Levanta la vista, como si quisieras ver, desde dentro, un punto situado en tu entrecejo. Mantén la mirada fija en ese supuesto punto y no cierres los ojos, aunque empiecen a cansarse.
· Respira lenta y profundamente y concéntrate en tu respiración, mientras inspiras lentamente por la nariz y expiras lentamente por la boca.
· Cuando tus párpados no aguanten más, cierra los ojos. Concéntrate ahora en tus párpados cansados y pesados. Dentro de unos segundos notarás, que los párpados empiezan a relajarse hasta llegar al punto de que ya no te apetece abrir los ojos.
· Imagina ahora un punto de luz justo encima de tu cabeza. Es una luz blanca que baja hacia tu cabeza y, a medida que se va acercando a ti, va creciendo de tamaño y empieza a cubrirte el cuerpo, como una manta suave y agradable, que te envuelve por completo y que mientras desciende sobre ti, va relajando todo tu cuerpo.
· Suelta todo tu cuerpo y deja que se relaje, arropado por la luz blanca. Siente como tu cuerpo se va relajando, a medida que la luz baja y lo envuelve. Tu cabeza, tu cuello, tus hombros, tus brazos, tus manos, tu espalda, todo tu tronco, tu cadera, tus piernas, tus pies,… afloja todo tu cuerpo y abandónate.
· Luego imagina que estás en lo alto de una escalera con veinte escalones. Al pie de la escalera hay una puerta que conduce a un lugar encantador. Comienza a contar desde veinte hacia atrás, mientras bajas la escalera. En los peldaños puedes leer las palabras “duerme” y “más profundo”, y siente como vas entrando en un estado más profundo de relajación con cada escalón que desciendes. Desciende has llegar a la puerta.
· En la puerta hay una placa con la palabra “Subconsciente”. Abre la puerta y entra en este lugar encantador. Imagina el lugar que te apetezca, una playa, un jardín, la montaña, una casa confortable y maravillosa,… lo que te surja en la mente. Sea cual sea el sitio, es un lugar muy agradable y confortable para ti.
· Intérnate ese lugar idílico y cierra la puerta tras de ti.
· Inúndate del lugar. Presta atención a los colores, a los sonidos, a los olores, a las sensaciones agradables y placenteras que te hace sentir, a las emociones que te despierta.
· Tómate tu tiempo y disfruta de ese, tu pequeño paraíso. Recórrelo, viéndolo, oyéndolo, oliéndolo, sintiéndolo, viviéndolo,…
· En tu paseo, descubres un cofre. Es precioso. Algo emana de él que te invita a abrirlo. Sabes que en su interior vas a encontrar algo que es para ti, un regalo, tal vez…
· No sabes qué es lo que encierra tu cofre, pero sabes que es la solución a tu problema y tu poderosa mente subconsciente sabe como utilizar tus memorias y tus recursos internos para encontrar la solución.
· Ábrelo y observa lo que hay dentro. Esa es la clave que te dará la solución.
· Ahora, obsérvate a ti mismo después de haber conseguido tu objetivo. Lo has conseguido, presta atención a esta nueva situación, los colores, los sonidos, los sabores, las texturas, los olores, entra en ti mismo y experimenta las sensaciones y ese sentimiento que se acaba de manifestar, presta atención a lo que te dices a ti mismo, a tu tono de voz diciéndote a ti mismo lo que estás sintiendo. ¡Has conseguido tu objetivo!
· Tómate tiempo para experimentar este momento y empaparte bien del sentimiento del objetivo conseguido.
· Luego, prepárate para abandonar ese lugar, pero llévate contigo la experiencia. No te importe abandonar el lugar, ya que podrás volver ahí siempre que te apetezca. La puerta, que ahora aparece nuevamente frente a ti, va a estar siempre ahí, esperándote. Abres la puerta y sales con toda seguridad y con enorme satisfacción y paz interior.
· Empiezas a subir por los mismos escalones por los que bajaste, mientras vas contando de uno a quince. Cuando llegues al número quince, el último peldaño de tu escalera, puedes abrir los ojos y te sentirás estupendamente, cargado de energía, de vitalidad y de optimismo.

Nota: Te dejo un ejercicio grabado en el próximo post.



Gracias. Sé feliz y contagios@

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